Un perro no deja en paz a una mujer – Cuando el marido descubre el motivo, llama a la policía

Zoe respiraba con dificultad, asustada y furiosa. Toda la confianza que había depositado en la idea de que Rex era una mascota inofensiva y bien adiestrada se había hecho añicos. Sus gritos y la repentina agresividad de Rex convirtieron su habitación privada y segura en un lugar aterrador. «Tenemos que llamar a Corey», exigió Zoe, con la voz temblorosa, la histeria pintando cada palabra con vívidos trazos de pánico. «Tiene que volver y llevarse a Rex, ¡ahora!».

A George le temblaban las manos y no podía quitarse de la cabeza la imagen del repentino comportamiento agresivo de Rex. Sintió una mezcla de miedo e incredulidad. Todavía podía oír el grito de pánico de Zoe mientras intentaba llamar a Corey, pero entonces la realidad le golpeó. Una sensación de naufragio se apoderó de su estómago al recordar las palabras de Corey: estaría sin cobertura durante unos días. Estaban solos con Rex, una mascota que se había transformado en un extraño en un abrir y cerrar de ojos.