El tenue estampado de flores apenas era visible, y dio unos golpecitos a lo largo de los bordes, atento a cualquier sonido hueco que pudiera sugerir la existencia de un compartimento oculto. La pared parecía sólida, y el suelo no era diferente.
Justo entonces, la mirada de Henry se desvió hacia una puerta que conducía al sótano. Se dio cuenta de que tal vez el perro estaba intentando decirle algo sobre el sótano. Tragó saliva y se preparó para acercarse a la puerta.