Su perro se adentró inesperadamente en el bosque y, cuando por fin lo encontró, ¡se le heló la sangre!

Los ojos del viajero se clavaron en Jacob, con un cambio de expresión escalofriante. La sorpresa parpadeó durante un breve instante antes de ser sustituida por algo más oscuro: un cálculo inquietante, como si estuviera averiguando exactamente por qué Jacob estaba allí. La sospecha dio paso a una fría intención.

El corazón de Jacob latía con fuerza cuando el viajero hizo un gesto a su equipo. Avanzaron con precisión, apuntando a Jacob con sus armas. La voz del viajero era grave e imponente, con un tono amenazador. «Vaya, vaya. Parece que tenemos un invitado inesperado»