Su perro se adentró inesperadamente en el bosque y, cuando por fin lo encontró, ¡se le heló la sangre!

Al explorar el campamento abandonado, Jacob se dio cuenta de que la tienda se había dejado abierta a toda prisa. Los enseres esparcidos y la ausencia del campista le hicieron preguntarse por qué se habían marchado tan repentinamente. Su curiosidad aumentó al ver equipos caros y cámaras tirados por el suelo.

El campamento estaba desordenado, la ropa y las provisiones esparcidas como si se hubieran marchado con prisas. Jacob se quedó mirando el caos, cada objeto insinuaba una historia que no podía descifrar. Mientras Jacob estaba ocupado tratando de averiguar qué podía haber pasado en el campamento, de repente oyó un gruñido bajo detrás de él.