Cada día, un perro se asoma a un desagüe pluvial: ¡descubrimiento espeluznante al abrirlo!

El corazón de Dave latía con fuerza mientras contaba su historia a los agentes. Sentía que caminaba sobre hielo delgado, con el peso de sus sospechas sobre él. Hizo todo lo posible por recordar cada detalle de su día, con la esperanza de que no le fallara la memoria. Les contó que nunca había oído esos ruidos extraños, que le habían pillado desprevenido. Describió vívidamente los espeluznantes chillidos y los golpes rítmicos, y cómo su propio perro se había detenido en seco, como si sintiera que algo iba mal. A pesar de su nerviosismo, Dave estaba decidido a ayudar a los agentes en todo lo que pudiera, con la esperanza de que su honestidad y cooperación limpiaran su nombre.

Dave notó un cambio repentino en el comportamiento de los agentes cuando les describió los extraños ruidos que emanaban del desagüe. Se inclinaron hacia delante, frunciendo el ceño, y garabatearon furiosamente en sus blocs de notas. Dave no entendía por qué su relato de unos ruidos extraños atraía tanta atención, pero supuso que debían de estar intentando atar cabos. Esperaba que su información arrojara algo de luz sobre los misteriosos sucesos y ayudara a las autoridades a comprenderlo todo.