Cada día, un perro se asoma a un desagüe pluvial: ¡descubrimiento espeluznante al abrirlo!

El corazón de Dave se hundió cuando la voz al otro lado de la línea dio una respuesta inútil. Sus esperanzas de rescatar lo que fuera que hubiera quedado atrapado en el desagüe empezaban a desvanecerse. La sugerencia de involucrar a la ciudad parecía un callejón sin salida burocrático, y no podía soportar la idea de esperar la aprobación mientras la criatura atrapada seguía en peligro. Aunque sus opciones disminuían, Dave sabía que tenía que encontrar otra forma de ayudar.

Dave se enfrentó a una difícil decisión. Comprendió que implicar a la ciudad llevaría tiempo, y el tiempo era un lujo que no podía permitirse. La idea de que algo quedara atrapado en la tubería durante un minuto más era demasiado difícil de soportar. No podía quitarse de la cabeza la imagen de una criatura pequeña e indefensa luchando por escapar de la oscuridad. Sabía que tenía que actuar con rapidez, a pesar de los riesgos y las consecuencias.