Dave aguzó el oído y se concentró intensamente, tratando de discernir el origen de los extraños ruidos que emanaban de la alcantarilla. A pesar de sus esfuerzos, la oscuridad resultaba demasiado profunda e impenetrable para que pudiera ver nada con claridad. Los ruidos se hicieron más fuertes y nítidos, lo que provocó una sensación de inquietud en su estómago. Frustrado y desorientado, se preguntó qué podría esconderse en las profundidades del desagüe y por qué estaba haciendo tanto ruido.
El corazón de Dave latía con fuerza en su pecho mientras permanecía junto a la alcantarilla, con una creciente sensación de urgencia y preocupación. El extraño comportamiento del perro y los extraños ruidos que emanaban de la alcantarilla eran claros indicios de que algo iba mal, y Dave no podía evitar la sensación de que alguien o algo estaba en peligro. A pesar de la actitud desdeñosa de los espectadores, Dave se sintió obligado a intervenir y actuar. Sabía que no podía quedarse de brazos cruzados, aunque no estuviera seguro de lo que podía hacer para resolver la situación.