Cada día, un perro se asoma a un desagüe pluvial: ¡descubrimiento espeluznante al abrirlo!

Dave se sintió invadido por una repentina e inexplicable sensación de inquietud mientras permanecía de pie en medio de la calle, con su perro tirando de la correa y el pastor alemán inmóvil, con los ojos fijos en la alcantarilla. No podía evitar la sensación de que algo iba muy mal y sintió un impulso irrefrenable de huir del lugar. Pero por más que lo intentó, su perro se negó a moverse, y Dave se quedó allí de pie, sintiéndose impotente y confuso.

El mundo que le rodeaba empezó a desdibujarse y a deformarse, y Dave se sintió mareado y desorientado. Sus movimientos giratorios atrajeron las miradas curiosas de los extraños que pasaban, haciéndole sentirse expuesto y vulnerable. Luchando por volver a orientarse, centró su atención en su propio perro, con la esperanza de liberarse de la extraña e inquietante escena que se desarrollaba ante él. Con un esfuerzo decidido, apartó a su perro de la alcantarilla e intentó abandonar la zona lo antes posible.