Una prueba de ADN hizo que una mujer se diera cuenta de que le habían mentido durante casi 70 años

Con rapidez mental, Mary miró al agente y le dijo con calma: «Déjeme hablar con mi hermana. Vendrá enseguida si le dice que he entrado» El oficial enarcó una ceja, inseguro, pero accedió. Tal como Mary había previsto, Esmeralda llegó a la comisaría en menos de 20 minutos.

El agente acompañó a Esmerelda a la sala, llevando bajo el brazo una carpeta de documentos. Puso sobre la mesa una vieja fotografía de su padre y pidió a ambas mujeres que la confirmaran. El rostro de Esmerelda palideció y el corazón de María latió con fuerza. «Sí», susurraron, con las voces llenas de expectación.