Un crucero se topa con piratas, ¡pero lo que hace un valiente pasajero los deja a todos atónitos!

Sabía que el barco se encontraba lejos, en el Mar Arábigo, al menos a tres horas de la costa más cercana. Se preparó para lo que le esperaba. Nathan sabía que enfrentarse a los piratas con las armas podía provocar un derramamiento de sangre innecesario.

Pensó en lo que estaba en juego: la tripulación podía resultar herida o, peor aún, los pasajeros podían entrar en pánico, revelar sus escondites y dar a los piratas una ventaja mortal. Sin embargo, no podía quedarse de brazos cruzados. Nathan comprendió que los piratas, frustrados por el inquietante silencio del barco, no tardarían en volverse violentos.