Sin embargo, el monitor de la habitación del bebé captó algo inquietante. El espacio, antes tranquilo, se llenaba ahora de gruñidos, un sonido completamente fuera de lo normal para Bigotes. Cada vez que Julian y Jennifer entraban en la habitación por la noche, descubrían a Whiskers apostado cerca de la cuna de Lily, con los ojos brillantes de una intensidad que no se podía ignorar. Estos gruñidos servían de clara advertencia, estallando cada vez que alguien se acercaba a Lily, señalando la inquebrantable naturaleza protectora de Bigotes.
Pero los gruñidos no eran los únicos sonidos extraños. El vigilabebés empezó a captar también otros ruidos, desconocidos, que acompañaban a los gruñidos defensivos de Bigotes. Pero, ¿qué eran esos sonidos? Noche tras noche, repasaban las grabaciones, intentando descifrar los extraños sonidos que acompañaban a los gruñidos del gato. La sensación de seguridad que esperaban que les proporcionara el vigilabebés fue sustituida poco a poco por una creciente sensación de inquietud.