Todavía le dolía la herida abierta de aquella noche de graduación y podía sentir la amargura burbujeando en su interior. Ahora tenía el poder y la oportunidad de hacerla sentir lo que él había sentido. Pero al mirarla a los ojos, Lucas se sorprendió al ver remordimiento y vulnerabilidad genuinos.
«¿Por qué debería creerte?» Dijo Lucas, con la voz cargada de años de resentimiento reprimido. «Me humillaste delante de todos, Ariel. ¿Tienes idea de lo que eso me hizo?» Los ojos de Ariel se llenaron de lágrimas y asintió lentamente.