Una niña se burla de un niño con sobrepeso en la escuela. ¡Años después, él ríe el último!

Ariel miró a su alrededor y un destello de algo ilegible cruzó su rostro. Luego se inclinó hacia Lucas y le dijo: «¿Sabes qué, Lucas? Eres muy simpático. Pero, ¿de verdad creías que alguien como yo se interesaría por alguien como tú?»

Las palabras de Ariel le golpearon como un puñetazo en el estómago. Su rostro palideció al darse cuenta. Todo había sido una broma cruel, una broma a su costa. La habitación pareció girar y las risas de sus amigas se hicieron más fuertes, resonando en sus oídos. Lucas sintió que le ardían los ojos de lágrimas no derramadas, la humillación le inundaba en oleadas.