Durante el resto del día, no pudo concentrarse en otra cosa que no fuera el baile de graduación. Sintió un atisbo de esperanza en su corazón por la posibilidad de que, al final de todo, las cosas pudieran cambiar para él.
Los días previos al baile fueron un torbellino de preparativos. Lucas alquiló un traje caro, se cortó el pelo e incluso se armó de valor para decírselo a sus padres y poder alquilar una limusina para impresionar a Ariel.