Este patrón implacable le hacía sentirse impotente y solo, atrapado en un personaje del que ni quería ni sentía que pudiera escapar. Hasta que un día, algo cambió para Lucas….
Un jueves cualquiera, mientras Lucas recorría los abarrotados pasillos de su instituto, notó que alguien se le acercaba con una sonrisa inesperada. Era Ariel, una de las chicas más populares del instituto.