Respiró hondo e intentó serenarse. Sabía que tenía que enfrentarse a David, pero no sabía cómo hacerlo. ¿Debía cancelar la boda? ¿Debía seguir adelante y enfrentarse a las consecuencias más tarde? No sabía qué hacer.
Mientras estaba allí, sumida en sus pensamientos, sus damas de honor irrumpieron en la habitación, charlando animadamente sobre la ceremonia que estaba a punto de comenzar. Emma trató de poner buena cara, pero su mente iba a mil por hora. No podía seguir adelante con la boda sabiendo lo que sabía ahora, pero no quería decepcionar a todos los que habían venido a celebrarlo con ella.