Un gato montés irrumpe en un hospital y una enfermera llora al ver lo que lleva en la boca

En un golpe de suerte, Peter había traído consigo una fuerte cuerda. Examinándola cuidadosamente, se volvió hacia Katie con un plan. «Esta cuerda aguantará mi peso. Descenderé para averiguar qué hay allí» Katie vaciló, su mente se agitaba con temores de que las cosas salieran mal.

Las dudas la corroían y se preguntaba si era lo bastante fuerte como para sostenerlo. Notó que las manos de Peter temblaban ligeramente mientras se preparaba para el descenso. Respiró hondo y empezó a descender por el borde del pozo. Katie agarró la cuerda con fuerza, dándose cuenta de que su viaje a las enigmáticas profundidades del pozo estaba en marcha.