Todo cambió una mañana en la que John se despertó en la oscuridad familiar, pero notó algo diferente. Al parpadear, empezaron a materializarse formas tenues, contornos borrosos de muebles que antes no estaban allí.
Poco a poco iba recuperando la visión. Sobrecogido por la incredulidad, John estuvo a punto de llamar a Natalie, deseoso de compartir el milagro con ella. Pero cuando estaba a punto de levantarse de la cama, oyó su voz en el piso de abajo.