Sin perder tiempo, Patrick volvió corriendo a la casa y cogió su teléfono. Marcó el 911 con manos temblorosas e informó del robo. El operador escuchó atentamente y, en cuestión de minutos, enviaron un coche patrulla al lugar.
El agente Daniel Hayes, que llevaba más de una década en el Departamento de Policía de Brooksville y era conocido por su diligencia y aguda intuición, llegó al lugar. Era de estatura media, pero tenía una presencia imponente.