No había tiempo para contemplaciones. En cuanto la firma de Rohan adornó el formulario de consentimiento, los médicos entraron en acción y se apresuraron a preparar el quirófano. Parecía que sólo habían transcurrido unos segundos antes de que volvieran a prepararle para la inminente operación.
Mientras Rohan era conducido rápidamente por los laberínticos pasillos del hospital, su aprensión aumentaba. El ritmo frenético al que navegaban por los bulliciosos pasillos subrayaba la gravedad de la situación. Los curiosos se apresuraron a abrirse paso hasta la sala de operaciones.