El silencio de la habitación del hospital era tan intenso como el calor abrasador de Bombay. Sólo el zumbido del aire acondicionado y el constante tic-tac del reloj de pared rompían la quietud. Rohan Agarwal, un modesto agricultor de las afueras de Nagpur, yacía inmóvil en la cama, esperando ansiosamente la interpretación médica de su radiografía.
El Dr. Ajay Kumar, un médico veterano, miró a Rohan con una rara mezcla de pesar y conmoción en los ojos. Quitándose las gafas, un gesto de inquietud, habló con gravedad: «Lo siento, señor Agarwal» Sus palabras resonaron en la estéril habitación, aumentando la ansiedad de Rohan. Las paredes parecían cerrarse al comprender la gravedad de la situación.
La mirada de Rohan se fijó en la radiografía, que revelaba una realidad que escapaba a su comprensión. Era un reto distinto a todos los que había afrontado, que sacudía su comprensión de la vida y el futuro. La revelación de los rayos X puso su mundo patas arriba, haciéndole cuestionar sus decisiones pasadas y reflexionar sobre la conmovedora pregunta: «¿Por qué yo?».