En un movimiento rápido, Tina pisó el extremo de la cuerda, con la esperanza de evitar que se deslizara más. Por un momento, pensó que la había detenido a tiempo. Pero entonces sintió que la cuerda se aflojaba rápidamente y oyó el sonido de James cayendo con un ruido sordo.
Un grito rompió la tranquilidad: un sonido agudo y aterrador que rebotó en las paredes del pozo. Era James. Su grito cortó el aire, lleno de dolor y miedo. A Tina se le paró el corazón. Casi podía sentir el aire frío y húmedo que salía del pozo y le transmitía el grito de James.