Un empleado de hotel decide salir a tomar un descanso, pero no se dio cuenta de que había un oso al acecho

Mike se obligó a retroceder, paso a paso. Pero al tercer paso, su talón se enganchó en un trozo de grava suelta. Cayó con un ruido sordo, golpeándose con fuerza contra el suelo. El teléfono salió volando de su mano y se perdió de vista. Todo su cuerpo se tensó.

Se preparó para un ataque, con el corazón retumbándole en los oídos. Pero en lugar de eso, el oso se detuvo a pocos metros, bajando la cabeza. Con cuidado, soltó el objeto de sus fauces. En la penumbra, Mike vio un trozo de ropa desgarrada, con manchas rojas.