El animal dejó la tela sobre el regazo de Mike y se volvió hacia el bosque. La confusión y el terror luchaban en el pecho de Mike. Se quedó mirando la tela, con la adrenalina a flor de piel. El oso miró por encima del hombro, como si le instara a seguirle.
¿Podría estar pidiendo ayuda? Mike se esforzó por encontrarle sentido. Cogió el teléfono que tenía a mano, se lo metió en el bolsillo sin terminar la llamada y se puso en pie lentamente. El oso empezó a alejarse entre los árboles.