El torrente de adrenalina que recorría el cuerpo de Hana hizo que todo pareciera surrealista y le impidió reconocer la voz que la llamaba. Pero cuando miró en la dirección del sonido, lo vio claro: era Takashi, que de algún modo había conseguido encontrarla justo cuando más lo necesitaba.
Sin embargo, el oso, al no conocer a Takashi, actuó siguiendo sus instintos y empezó a correr hacia él. Al darse cuenta del peligro en un instante, Hana se puso rápidamente delante de Takashi, dispuesta a protegerle. Milagrosamente, el oso detuvo su carga justo antes de alcanzarles, evitando un enfrentamiento en el último momento.