Una noche, mientras indagaban en foros, se toparon con un grupo de padres adoptivos que habían sufrido discrepancias similares. Natalie se puso en contacto con ellos, les contó su historia y les pidió consejo. Las respuestas fueron reveladoras y aterradoras. Hablaron de cómo habían adoptado a un niño de Namibia que había sido secuestrado y dado en adopción por la agencia de adopción.
Esto conmocionó a Natalie. Seguro que a Eva no la habían secuestrado, ¿verdad? Asustada y preocupada por lo que pudiera haberle ocurrido a Eva, Natalie pidió ayuda a la pareja y consiguió la información de contacto de un experto en fraudes de adopción: Riley Stuarts.