Una familia adopta a una niña de cinco años, pero cuando aprende a hablar inglés, ¡descubren una horrible verdad!

Después de calmar a Eva y acostarla, Natalie y Adam se sentaron a la mesa de la cocina con la mente en blanco. «Adam, ¿y si nos estamos perdiendo algo? ¿Y si hay más en la historia de Eva de lo que nos han contado?»

A medida que el inglés de Eva mejoraba, las discrepancias se hacían más evidentes. A menudo hablaba de sus hermanos, Michael y Sarah, y los describía con una mezcla de alegría y tristeza. «Michael, es divertido. Y Eyo, me cantaba», decía Eva, con los ojos brillantes por los recuerdos. Estas historias contradecían la afirmación de la agencia de que Eva no tenía hermanos.