Una familia adopta a una niña de cinco años, pero cuando aprende a hablar inglés, ¡descubren una horrible verdad!

Los ojos de Eva, llenos de una mezcla de curiosidad y miedo, se encontraron con los suyos. Aferró con más fuerza su osito de peluche, sin decir una palabra. Adam se unió a Natalie y tendió una mano a la niña. Lentamente, Eva le cogió la mano, con sus pequeños dedos temblorosos. La conexión fue inmediata y, en ese momento, Natalie y Adam supieron que habían tomado la decisión correcta.

El viaje de vuelta a casa estuvo lleno de momentos de asombro y adaptación. A Eva se le iluminaron los ojos cuando vio por primera vez el interior de un avión. Aquella primera noche, Natalie y Adam se turnaron para sentarse con Eva hasta que se durmió, con su osito de peluche entre los brazos.
Los Smith estaban preparados para dar la bienvenida a su nueva hija entre risas y amor. Sin embargo, la realidad de esta adopción distaba mucho de lo que habían imaginado. En las semanas siguientes, quedó claro que hacer que Eva se sintiera cómoda en este nuevo entorno no iba a ser tarea fácil.