El proceso de adopción de Eva fue nada menos que una ardua tarea. Cada noche se sentaban a la mesa de la cocina, rellenaban formularios, revisaban documentos y hacían llamadas. Sus amigos y familiares les apoyaron, aunque algunos expresaron su preocupación por la complejidad de la adopción internacional. Pero Natalie y Adam estaban decididos.
A pesar de que faltaban meses para que Eva se uniera a la familia Smith, Adam y Natalie se alegraron como nunca de ser padres. Adam pasaba incontables horas decorando y pintando la habitación de Eva, llenándola de juguetes, colores y libros.