Aunque los colores brillantes añaden un toque caprichoso, el tema de estas estatuas orinando es un poco demasiado atrevido para un entorno apto para niños. Este arte de parque infantil plantea cuestiones sobre los límites de la expresión pública y deja a los visitantes con una mezcla de intriga e incomodidad.
Lo que parece una suave rampa es, en realidad, una serie de escalones implacables. Este puente es un doloroso recordatorio de cómo un simple descuido de diseño puede acarrear graves consecuencias. Es un cuento con moraleja tanto para diseñadores como para peatones: ¡las apariencias engañan!