Bañado por la luz del sol, el barco brillaba en tonos negros y grises, creando un espectáculo impresionante. A pesar de estar fascinado por la belleza, Peter se sintió un poco nervioso mientras se acercaba a la nave abandonada. ¿De verdad he visto algo hoy? ¿O mi mente me está jugando una mala pasada? ¿Y si no hay nada en la parte superior del barco?
¿Lo he pensado bien? La cabeza de Peter se llenó de preguntas mientras contemplaba el gigantesco barco que tenía delante. La idea de subir a la nave hacía que su corazón se acelerara de miedo, pero también de excitación. Y no podía dejar de lado ese sentimiento. Tenía que saber qué había allí arriba. Tenía que verlo con sus propios ojos.