Cuando llegó al barco, sus sentimientos eran una mezcla de nerviosismo y excitación. Sabía que este viaje hasta el barco podía ser un punto de inflexión. Miró hacia su pueblo por un momento y se preguntó si ésta podría ser su última mirada por el momento.
Peter se dirigió al barco y escuchó brevemente en busca de señales de actividad. Cuando estuvo seguro de que no había peligro, subió a bordo en silencio. Conocía bien el bote y consiguió desatarlo sin hacer ruido. La barca se balanceó ligeramente, indicándole que podía irse.