Un marine corre a casa a saludar a su mujer, pero se sorprende al verla

A medida que pasaban los días, Natasha luchaba por mantener la compostura. La presión de guardar el secreto y la preocupación por la seguridad de su marido le estaban pasando factura. Le costaba dormir por las noches y casi no tenía apetito. Estaba constantemente en vilo, esperando noticias de Chris, pero el silencio sólo empeoraba las cosas.

Cada día dudaba si debía o no revelar el secreto. ¿Y si moría su marido? ¿Podría perdonarse a sí misma?